Desde siempre se ha pensado que la realización de ejercicio físico y el llevar una vida activa ha sido un aliciente para vivir más y para vivir mejor, pero se ha demostrado que los beneficios aportados por incluir una rutina de entrenamiento funcional y adaptado son más grandes de lo que podríamos llegar a pensar.

Se ha demostrado en varios estudios la eficacia de la combinación de entrenamiento de fuerza con entrenamiento aeróbico para el aumento de la calidad de vida, en este caso podemos nombrar dos herramientas distintas para medir la calidad de vida (“St. George’s Respiratory Questionary (SGRQ)” y “Chronic Respiratory Disease Questionaire (CRQ)”) en pacientes con enfermedades respiratorias, que normalmente suelen ser limitantes para el ejercicio, no solo existe un aumento significativo de la calidad de vida en estos pacientes sino que también se encuentra una mejora significativa en la  producción de un patrón respiratorio más efectivo y un aumento de la fuerza en la musculatura respiratoria. No obstante, el aumento de la mejora fue mucho mayor meses después de la rehabilitación, que justo al acabarla, lo que nos da a entender que el trabajo que hagamos ahora es una inversión para el futuro.

Es cierto que estos programas de rehabilitación suelen ser muy caros y no estar disponibles en cualquier lugar, pero debido a la sencillez de los ejercicios realizados se llega a pensar que una educación en ejercicio y en una vida activa sería igual de eficiente o incluso más que acceder a uno de estos programas, con mucho menos coste, y permitiendo el   acceso a todo el mundo.

Por otro lado, a parte de los beneficios evidentes que nos ofrece el ejercicio físico en todas las edades y patologías, se ha descubierto recientemente algo insólito; siempre se ha insistido en la importancia de mantener la movilidad y la fuerza en la parte del cuerpo sana mediante ejercicio cuando tenemos un miembro inmovilizado, ya que este pierde masa muscular, y si nos mantenemos en reposo constante, la perderíamos en todo el cuerpo y no solo en el miembro afectado;  sin embargo, en este estudio se ha demostrado que la realización de ejercicio unilateral excéntrico en el miembro sano no solo evita la atrofia muscular de este sino que atenuaría los efectos negativos de inmovilización en el miembro inmovilizado y proporcionaría mayores efectos protectores contra el daño muscular. Esto es debido a que el entrenamiento excéntrico unilateral se transfiere a un músculo homólogo no entrenado de la extremidad contralateral, lo que se conoce como efecto de educación cruzada.

Teniendo en cuenta todo esto, incidimos en la importancia del ejercicio físico en el domicilio, con ejercicios sencillos como:

  • Desplazamientos: Ir al baño andando, pequeños paseos entre horas, evitar largos periodos sentados…
  • Actividades al aire libre: Paseos aprovechando las ventajas de las actividades en el exterior, tomar el sol…
  • Ponernos de pie: Levantarnos varias veces cada cierto tiempo; para ello buscar un espacio que facilite la puesta en bipedestación (barandillas, sillas…)
  • Movilizaciones: Realizar movimientos completos, por ejemplo, subir ambos brazos todo lo que podamos, abrir y cerrar las manos, estirar y flexionar las piernas… repitiendo estos movimientos 10 veces cada periodo

¡Dale vida a tus años!

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