Encantado de conoceros. Mi nombre es Manolo Morales, nací en Palma del Río (Córdoba), de mi pueblo guardo muchos recuerdos, casi todos relacionados con mi familia. Ahora recordando esto se me saltan las lagrimillas; no lo puedo evitar, soy muy sensiblón. 

Recuerdo que mi padre cantaba como los ángeles, en una ocasión Manolo Caracol lo acompañó tocando la guitarra y toda España cantaba. También recuerdo el día que me escapé a ver al torero El Cordobés. Estaba en un cortijo al lado de mi pueblo, me presenté y le conté que rezaba por él para que no le pasara nada, con la gran suerte de que me dio dos mil pesetas y me vine a mi pueblo subido en el coche, ya que para allá me había ido andando. Aunque lo que más me apasiona es el fútbol, soy del equipo que gana. 

Quiero aprovechar esta ocasión para contaros un poquito sobre cómo cambió mi vida desde que llegué a PRODE. Mi historia es una historia de amor. Pues bien, vamos a presentarnos mejor: somos la pareja de honor de la Residencia de apoyos extensos y/o generalizados de Pozoblanco (RGAP). Mi pareja Carmen Moya y yo hacemos en septiembre 24 años juntos, el mismo tiempo que llevo aquí, desde 1999. Yo no sabía entonces que esta iba a ser mi casa por tanto tiempo, y qué años más llenos de vida y alegría.

Poco antes de morir mi hermana Angelita, me trajo aquí a la residencia. Al principio, yo tenía pena, pero ese mismo día que vine, por sorpresa, conocí a Carmen. Desde ese momento nos hicimos amigos y al poco tiempo nos pusimos de novios. Ella no puede charlar, pero me entiende de maravilla, me rasca la espalda, me ayuda a ponerme el reloj y el saquito, hasta las botas me ajusta. Yo le ayudo a vestirse, llevamos ya tantos años que nos cogemos bien los golpes.  

Una última cosa, deciros que aquí en mi casa me siento fenomenal, tenemos la gran suerte de compartir habitación. 

Aprovechando que pronto es el día de los enamorados os deseamos a todos/as un feliz día de San Valentín, con esa persona o grupo de personas que os hacen felices.