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Hola, soy Isabel y tengo 25 años. Actualmente vivo en un piso compartido de Fundación PRODE donde soy muy feliz, aunque mi vida no siempre ha sido fácil.

Nací en Huelva, donde viví con mi madre, hermana y abuela hasta los 14 años. Después por motivos familiares me trasladé a un centro de menores donde estuve hasta los 18 años.

Mi llegada a PRODE coincidió con mi mayoría de edad y con la separación de mi hermana. Me costó mucho asumir la situación nueva porque me encontraba lejos de ella, en un lugar nuevo donde no conocía a nadie.

Además, mi salud no era buena, tenía problemas de columna muy graves y gracias a los apoyos recibidos en mi centro, pude ser derivada a los especialistas que valoraron mi caso y me dieron esperanza sobre la solución de los problemas de salud que sufría desde mi infancia. En 2017, tras dos operaciones muy delicadas y un periodo duro de rehabilitación, pude recuperar la salud y la movilidad necesarias para llevar a cabo mi vida con los mínimos apoyos posibles.

Ahora tengo una vida que me encanta. Durante la semana trabajo en el Taller de cartonaje del Centro de día ocupacional, y aunque tenemos muchísimas actividades, con la que más disfruto es pintando cuadros. Maite, mi monitora, me dice que se me da muy bien; quizá he descubierto mi vocación. Además, asisto dos días en semana a la Escuela de educación de adultos. Tengo un grupo de amigos con el que comparto mis aficiones y ratos de ocio.

Cuido mucho mi imagen y ayudo a mis compañeras a ir guapísimas, ellas me piden consejos y yo me siento como una auténtica influencer.

Pero lo que de verdad me da la vida es mi familia, mi hermana y mi sobrina pequeña a las que me encanta visitar. Me gusta PRODE porque aquí tengo todos los apoyos que necesito para tener una vida llena de sentido.

 

 

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