Me presento a ustedes: soy Angélico y vengo a contaros en grandes rasgos algunas  etapas de la historia de mi vida.

El 15 de marzo de 1956 llegue a la vida de mis padres Felipe y Eduarda siendo el quinto de sus hijos y posteriormente nacieron dos hermanos más. Nací con una dificultad en la vista  siendo en el colegio donde se dieron cuenta que no  veía bien. Eran tiempos  difíciles y aún más cuando se tenía alguna dificultad, no por eso mis padres velaron por mí,  me llevaron a especialistas como D. Agustín Redondo quien tenía su consulta en Pozoblanco y que tanto nos ayudó, entre otros especialistas quiénes aconsejaban una intervención que no pudo ser posible debido a las circunstancias económicas de la casa. Me pusieron gafas con muchas dioptrías, se subsanó la dificultad y  se le sumó otra,  los niños del colegio empezaron con desprecios y burlas riéndose de mí,  pero a pesar de eso tenía el apoyo y ternura de los profesores. Para mí el tener una pérdida de visión fue difícil y tuve que aprender a vivir con ello, pero también  supe aprovecharlo para escapar de castigos tanto en casa como en el colegio. Era travieso, divertido y feliz.

Mi segunda etapa de vida empieza cuando dejo el colegio.

Siempre he tenido el apoyo de mis padres. Debido a mi discapacidad me asignaron  una paga 3.000 pesetas, el primer destino del dinero  era «pagar un sello para el día de mañana» como decían mis padres. Por mi discapacidad he sido siempre un desvelo y preocupación para ellos lo cual honro su memoria,  a su lado estaba seguro y feliz.

Doy comienzo la etapa al mundo laboral de la mano de mi padre recibiendo la orientación y apoyo, tomando contacto con personas que me facilitaran poder trabajar. Quiero resaltar que El ayuntamiento de mi pueblo (El Viso) siempre me tuvo presente en sus jornadas laborales haciendo que  no me  faltaran quehaceres. Fui  guarda en la Colada,  me sacaban a dar jornales en las calles entre otros,  he estado montando ferias y también fui temporero yendo a la vendimia.

Seguidamente, mis herman@s empiezan a casarse y hacer su vida en pareja, un@s se marchan fuera y otros se quedan en el pueblo, en mi caso tuve algunas novias, pero ninguna relación llego a buen puerto. Fue ahí cuando cuide de mi madre hasta que falleció, eso hizo que me sintiera muy feliz al poder estar a su lado hasta sus últimos días.

Posteriormente me compré mi casa, la que fui pagando con mi sueldo y esfuerzo de idas y venidas con mis trabajos. Hace unos años uno de mis hermanos me pidió vivir conmigo y le di cobijo durante un periodo corto de tiempo. Disfruto haciendo el bien y me hace ser feliz.  

En esta etapa actual ya tengo 66 años, vivo solo, soy autónomo, me gusta mi rutina, a pesar de lo que piensen los demás, necesito de unos apoyos, recibo el servicio de Ayuda Domicilio de Fundación PRODE desde el año 2009 el cual me orienta, apoya, recibo cariño y me acompañan para que pueda llevar una vida ordenada y con sentido. Mi discapacidad me ha forjado a ser como soy,  el ser estigmatizado por los demás no ha impedido el seguir adelante y ser feliz. Me identifico como una persona alegre y risueña, con buen corazón y ajeno al mal, no tengo muchas personas a mi arredro pero estoy lleno por dentro.

¡Soy un viseño orgulloso y agradecido de haber nacido aquí! Mi deseo es seguir, recibo el apoyo de quien me quiere y cree en mí.

Un fuerte abrazo del risueño y desenfadado Angélico.

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