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Es obvio que el ritmo de transformación social que vivimos resulta vertiginoso tanto para las personas como para las organizaciones. En un entorno tan sumamente cambiante, incierto y complejo, muy agudizado en los últimos meses por diferentes acontecimientos sociales, políticos y económicos a nivel global, el éxito depende de la capacidad que se demuestre para asumir y gestionar esos cambios, para transformarse y adaptarse, y para hacerlo además de forma ágil como aspecto diferencial.

En este sentido, es el proceso continuo de reflexión-acción el que hace avanzar hacia la consecución de los
resultados clave de una organización; la experiencia acumulada, sumada a la creatividad, da como resultado innovación y cultura, que se definen como elementos clave para adoptar estas nuevas formas
de pensamiento y alcanzar mejores resultados de un modo sostenible.

Cuando hablamos de organismos que además tienen enfocados esos resultados clave en mejorar la vida de las personas, cobra especial relevancia una gestión excelente, innovadora y sostenible para desenvolverse con éxito
en el entorno cambiante.

Con el Propósito estratégico de “Acompañar a cada persona en el desarrollo de una vida con sentido, basada en la búsqueda de la felicidad”, el inconformismo es un valor que en Fundación PRODE germina en la responsabilidad de mejorar cada día para que las personas que son el foco de las intervenciones de la Organización
tengan una buena vida. Ese inconformismo se plasma a través del desarrollo de sus objetivos estratégicos, entre
los que está específicamente el de ser una “Organización flexible e innovadora”, “impulsando el cambio desde el aprendizaje, la mejora, la creatividad y la innovación”. Para llevar a cabo este objetivo, el V Plan estratégico en el que Fundación PRODE se encuentra inmerso, establece entre otros, como uno de sus resultados clave, la implementación de al menos una Buena práctica en cada uno de sus servicios.

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