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Cuando hablamos de Buen Gobierno, hablamos de transparencia, responsabilidad, sostenibilidad, credibilidad y confianza. El Gobierno Corporativo es el conjunto de normas, principios y procedimientos que regulan la estructura y el funcionamiento de los órganos de gobierno de una organización. En el caso del Tercer Sector, según el Instituto de Consejeros-Administradores (IC-A), existen en España más de 30.000 organizaciones activas entre fundaciones y asociaciones. Ingresan alrededor de 24.000 millones de euros al año y generan más de 500.000 empleos. Se trata de actividades no lucrativas y se estima que sus beneficiarios alcanzan los 23,2 millones en el caso de las fundaciones y 14 millones en el caso del Tercer Sector de Acción Social. Es la propia naturaleza de los fines de estas entidades, directamente relacionados con las grandes necesidades y la sensibilidad social, lo que supone que el Buen Gobierno sea un asunto de capital importancia.

El cuidado de los recursos económicos que manejan y la colaboración de muchas personas y grupos de interés, generan la obligación de inspirar plena confianza a colaboradores, beneficiarios y sociedad en general. Gobernar bien es un medio para inspirar y mantener esta confianza.

Esto se logra a través de las normas del Buen Gobierno, que articulan: la toma de decisiones en la dirección estratégica y las políticas corporativas; los mecanismos de control sobre el correcto desempeño de la dirección ejecutiva; el cumplimiento normativo o compliance para garantizar que la organización, sus directivos, empleados y terceros cumplen con la Ley; y las relaciones entre los principales órganos de gobierno, así como los derechos y deberes de cada uno de ellos. En conclusión, se puede afirmar con rotundidad que, si bien cualquier empresa tiene que actuar bajo este prisma, las organizaciones del Tercer Sector tienen la responsabilidad de tratar este asunto, con más ejemplaridad si cabe,
como uno de sus pilares fundamentales.

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