A los trece años las circunstancias de la época y de mi familia nos llevó hasta Brazatortas (Castilla la Mancha) lugar donde trabajamos en una huerta toda la familia siendo nuestro sustento.
Para mí fue algo más, ya que me dio la oportunidad de descubrir mi gran pasión por la música y empezar los primero pasos en este mundillo.
No puedo olvidar el día que escuché por primera la banda de música municipal. Algo despertó en mi interior, y supe, y tuve claro que quería ser músico.
Mis padres, pese a las dificultades en las que se encontraban, me dieron la oportunidad de formarme con lo que había en esos momentos.
Cada día, esperaba ansioso que llegara el momento de finalizar mi jornada de trabajo en la huerta, para ponerme guapo y hacer varios kilómetros a pie para ir a clase. La vuelta era de noche y en un cerro cercano a mi casa tocaba muy contento la trompeta para dar tranquilidad a mis padres, indicándoles que iba de camino y estaba bien.
A mis 15 años fui miembro de la banda municipal del pueblo de Brazatortas, esto me hizo muy feliz ya que veía mis progresos.
Incansable por avanzar en mis sueños, decidí irme voluntario al servicio miliar, ahí tome parte de la banda de música del Ministerio, fueron 3 años inolvidables en los que aprendí muchísimo.
Cuando finalicé la etapa de la mili, regresé a Santa Eufemia, la música siempre me acompañó y, junto a unos amigos decidimos juntarnos para ir a cantar serenatas y dar ambiente en las fiestas del pueblo, que en aquel momento, era lo que se estilaba.
La vida me lleva hasta Barcelona donde compagino mi trabajo en la fábrica y mi gran pasión.
Aprobé para ser miembro de la banda de música municipal, fui a tocar por toda España como las fallas de Valencia, Carnavales de Cadiz, y un largo etc.
La vida traza caminos que me llevan de nuevo a mi pueblo, Santa Eufemia, donde con gran amor y pasión enseñe a mis hijas, sobrinos y amigos solfeo, compuse partituras y juntos creamos una banda musical familiar. Nos lo pasábamos genial recorriéndonos las romerías de los pueblos y tocando en actos emblemáticos de ellos.
No tengo un título oficial de profesor de música, pero mi mayor recompensa y satisfacción es haber enseñado y trasmitir mi experiencia, algo que me acompaña en forma de melodía en cada momento de mi vida.
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