La atención temprana es un servicio público cuyo objetivo es el acompañamiento en el desarrollo del menor. Una familia llega al centro derivada por su pediatra o médico especialista, debido a las necesidades transitorias o permanentes de apoyo detectadas en su hijo o hija, menor de 6 años.
Desde el principio de la derivación, la familia cuenta con un acompañamiento por parte de psicólogos, logopedas y fisioterapeutas especialistas en desarrollo infantil y con amplia experiencia en tratamientos de diferentes necesidades de apoyo. La labor de los profesionales del CAIT no se limita a la atención directa del menor sino que implica apoyo, asesoramiento, acompañamiento e intervención en entornos naturales para que el/la menor consiga la máxima autonomía posible y pueda implicarse y participar en los contextos escolar, familiar y social.
¿Cuál es la situación actual de la atención temprana?
Vivimos un momento histórico en la atención temprana desde que, en agosto de 2020, la Consejería de Salud y Familias inició el procedimiento de concierto social para la prestación de la atención temprana en Andalucía. Un proceso que facilita la consolidación del servicio como un derecho universal, gratuito, descentralizado y accesible.
Aunque, para que estos principios sean una realidad, el procedimiento debe garantizar, en mi opinión, que los CAIT prestadores del servicio, tengan la suficiente solvencia, no solo económica, material o profesional sino que contemplen dentro de su misión una apuesta potente por la felicidad de las familias y los/las menores que atiende. Y aunque sea difícil evaluarlo, es necesario buscar indicadores para comprobar que el impacto provocado en las vidas de las personas es el esperado; estos estándares deberían tener la misma importancia o más que los objetivos de eficiencia que debe alcanzar cualquier servicio público.