[vc_row type=»in_container» full_screen_row_position=»middle» scene_position=»center» text_color=»dark» text_align=»left» overlay_strength=»0.3″ shape_divider_position=»bottom» bg_image_animation=»none»][vc_column column_padding=»no-extra-padding» column_padding_position=»all» background_color_opacity=»1″ background_hover_color_opacity=»1″ column_link_target=»_self» column_shadow=»none» column_border_radius=»none» width=»1/1″ tablet_width_inherit=»default» tablet_text_alignment=»default» phone_text_alignment=»default» column_border_width=»none» column_border_style=»solid» bg_image_animation=»none»][vc_column_text]De modo coloquial entendemos la autodeterminación como la capacidad de una persona para tomar decisiones y administrar su propia vida, siendo por tanto, un componente vital en la calidad de vida de las personas que ha dado lugar a diferentes modelos que pretenden analizarla y enseñarla.

Según Shogren, la autodeterminación es una “característica disposicional que se pone de manifiesto cuando la persona actúa como agente causal de su propia vida”. O lo que es lo mismo, una persona es autodeterminada cuando actúa eligiendo objetivos basados en sus propias preferencias e iniciando las acciones, escogiendo cuándo y cómo hacerlo y sintiendo que puede tener o adquirir lo que necesita para conseguir lo que quiere.

La teoría básica de la autodeterminación se basa en la creencia de que la naturaleza humana muestra tendencias de crecimiento inherentes que surgen al intentar dar respuesta a tres necesidades innatas y por tanto universales como son: competencia, relación y autonomía, que cuando son satisfechas permiten un crecimiento óptimo y que necesitan del entorno social para nutrirse.

Poner el foco en el entorno abre posibilidades al análisis y mejora de la autodeterminación en todas las personas pero especialmente en aquellas en que la necesidad de apoyos es mayor.

Plena inclusión es pionera en el fomento de la autodeterminación en personas con discapacidad intelectual y lo hace, entre otras cosas, apoyando investigaciones que, con evidencia científica, aportan instrumentos de medida y entrenamiento para una mejora real. Entre ellos destacamos:

La Escala AUTODDIS (Verdugo, M.A., Vicente, E., 2021) que evalúa la autodeterminación en personas con discapacidad intelectual a partir de 11 años, a través de la información recogida en el entorno inmediato. La escala aporta información valiosa para el diseño e implementación de intervenciones de desarrollo de la autodeterminación.

El Modelo de Enseñanza/Aprendizaje de la Autodeterminación (Mumbardó-Adam, C. y Vicente, E., 2017), adaptación española de un modelo de intervención estadounidense, de probada eficacia en el ámbito educativo, que permite organizar la enseñanza de la autodeterminación a través de un proceso de resolución de problemas. El modelo está diseñado de manera flexible para que pueda ser implementado tanto a nivel individual como con el grupo-clase y tanto en centros ordinarios como de educación especial.

A modo de conclusión cabe señalar que cualquier persona puede desarrollar acciones autodeterminadas siempre que disponga de las habilidades, los conocimientos, los apoyos y las oportunidades para hacerlo, y que las entidades de apoyo a personas con necesidades deben trabajar con este propósito de manera prioritaria.

Para ampliar información: Vicente, E. et al. (2018): “Autodeterminación en personas con discapacidad intelectual y del desarrollo: revisión del concepto, su importancia y retos emergentes”. Revista Española de Discapacidad, 6 (II): 7-25.)

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