[vc_row type=»in_container» full_screen_row_position=»middle» scene_position=»center» text_color=»dark» text_align=»left» overlay_strength=»0.3″ shape_divider_position=»bottom» bg_image_animation=»none»][vc_column column_padding=»no-extra-padding» column_padding_position=»all» background_color_opacity=»1″ background_hover_color_opacity=»1″ column_link_target=»_self» column_shadow=»none» column_border_radius=»none» width=»1/1″ tablet_width_inherit=»default» tablet_text_alignment=»default» phone_text_alignment=»default» column_border_width=»none» column_border_style=»solid» bg_image_animation=»none»][vc_column_text]Mi nombre es Toñi, pero podría llamarme Loli, Antonio, Raúl o Manoli. O como cualquiera de las personas a las que este año nos ha tocado vivir la Navidad en una residencia. Antes que nada, quiero agradeceros todos esos regalitos que nos habéis traído. La verdad es que este año hemos sido muy buenos… ;)

Todas las personas sabíamos, y sufrimos, que estas fiestas tenían que ser diferentes. Y si bien muchos de nosotros no hemos podido disfrutarlas con nuestros padres, hijas o hermanos, sí hemos podido hacerlo con nuestra otra familia, la de casi todos los días del año. Durante el puente de diciembre, comenzamos a preparar nuestro hogar con los adornos y figuritas oportunos, es algo que siempre nos gusta y que nos pone en situación. Y después, pues hemos tenido que agudizar el ingenio y el humor, para disfrutar lo más posible, siempre intentando guardar las medidas de seguridad contra el coronavirus, que tanto nos asusta a nosotros y a las personas que nos quieren. Hemos hecho salidas a ver la decoración del pueblo, al parque, al campo, incluso al chalet de algún trabajador, con su candelita y todo. Por supuesto, hemos hecho y enviado numerosas tarjetas navideñas, este año con sesión fotográfica incluida, como los famosos. No hemos podido ir de bares, ni a cenar a un restaurante, ni a bailar después en la discoteca, pero hemos podido comer y cenar de maravilla en nuestro centro, y cantar y bailar hasta cansarnos; algunos nos hemos pasado un poco con los turrones y mantecados, pero bueno… La tecnología también nos ha ayudado mucho a pasar buenos ratos con amigos de otros centros y profesionales, cantar villancicos… ¡Incluso jugar al bingo! Y también hemos hablado mucho, y nos hemos emocionado, con nuestras familias, consolándonos pensando en que ya mismo recuperaremos el tiempo perdido. En fin, unas navidades muy diferentes ¡Qué os voy a contar a vosotros!

Espero también que os hayáis acordado de regalarles muchas cositas a nuestras dos familias, sin olvidar mucha esperanza, tranquilidad, incluso consuelo. Y, por supuesto, acordaos de lo más importante, de lo que os he pedido con todo mi corazón: que en los próximos meses pueda achuchar a mi familia, a mis amigos, a todas esas personas que me quieren y a las que adoro, y podamos darnos todos esos besos y abrazos que este año nos ha robado.

¡Un fuerte abrazo!

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