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Me llamo Ricardo Manuel Corbo Fernández y nací en Peñarroya-Pueblonuevo en 1976. Mis padres me pusieron Ricardo por mi abuelo paterno y Manuel por mi padre. Soy el segundo de dos hermanos. Mi hermano mayor se llama Julián y también tiene discapacidad intelectual como yo. Tengo que dar gracias a mis padres por la educación que nos han dado a los dos, ya que gracias a sus apoyos hemos crecido aprendiendo a ser lo más autónomos posible.

Mi infancia la recuerdo estudiando la EGB, que me costó bastante. Repetí 6º, 7º y 8º, hasta que me puse las pilas y finalmente conseguí el Graduado Escolar. También salía con los amigos de mi calle a jugar al fútbol y al baloncesto. Aprendí karate durante dos años, pero el profesor se jubiló, nadie lo sustituyó y se terminó aquello.

He sido costalero de Nuestro Padre Jesús Nazareno durante 25 años. Comencé con 12 años y, como era tan pequeño, me tenían que poner un suplemento para llegar a las trabajaderas. Me gustaba mucho, pero lo dejé después de tantos años para dejar paso a otros compañeros.

Con 18 años me hice voluntario del servicio de Protección Civil de mi pueblo, donde aún sigo. Ayudo a la Policía local y me siento muy orgulloso de ello, ya que soy uno más del equipo.

Mi padre siempre ha tenido un taller de reparación y venta de motocicletas y pequeña maquinaria agrícola, por lo que cuando terminé el graduado escolar comencé a trabajar con él como ayudante e hice varios cursos de mecánica de motos. Estuve trabajando allí hasta que mi padre se jubiló en 2017; entonces tuve que ponerme a buscar trabajo, y no era fácil.

A mi familia y a mí nos informaron de Fundación PRODE, y fui a dejar el CV. Tuve la suerte de que en ese momento se había creado el Área sociolaboral dedicada, entre otras cosas, a la orientación laboral de personas con discapacidad intelectual. Allí me atendieron y ayudaron a conseguir el puesto que tengo ahora como ayudante de lavadero de coches en Muser auto. Aquí llevo ahora casi dos años trabajando. Desde entonces me siento muy orgulloso y realizado. Estoy muy agradecido por los apoyos que me dan mis compañeros y el equipo del Área sociolaboral para hacer bien mi trabajo.

También quiero decir que gracias a Fundación PRODE pude quedarme a comer cada día en un piso que me facilitaron durante unos meses, e iba y venía en mi coche a Peñarroya a dormir cada día porque, aunque no lo he dicho antes, también conseguí mi carnet de conducir y el de moto. De hecho, tengo una moto con la que me gusta despejarme y darme mis paseos los fines de semana.

Un día, decidí dar el paso a vivir de forma independiente en este piso, ya que me daban la opción de quedarme, y mis padres siempre me animan a ser independiente. Para ello, en Fundación PRODE también me dieron los apoyos necesarios. Desde hace unos meses, comparto piso con otro compañero con discapacidad intelectual que trabaja en la Entidad. Nos organizamos y distribuimos las tareas de limpieza y me siento más acompañado.

En Pozoblanco y en la Organización me siento muy acogido, y he conocido a muchas personas. Tenemos un grupo de whatsapp con otros compañeros del Área sociolaboral, a través del cual quedamos para salir. También se organizan talleres para nosotros, como el que acaba de empezar y donde vamos a aprender a cocinar. Estoy muy contento y espero que me sirva para que en un futuro cocine mejor y sepa hacer buenos platos.

Lo que más me gusta de Fundación PRODE es la convivencia y el compañerismo que hay entre todos. Quiero dar las gracias por todo lo que hacen por nosotros, y animo a las personas con discapacidad a que acudan a sus profesionales para que les ayuden a encontrar un trabajo como a mí y a ser más independientes.

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