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El ocio es fundamental en la vida de cualquier persona, y la autodeterminación e inclusión social son dos elementos claves en él. Los apoyos que se prestan deben favorecer a que cualquier persona desarrolle el ocio que desea en su comunidad, por eso en los últimos años estamos trabajando desde Fundación PRODE para instaurar en nuestra Entidad un servicio de ocio inclusivo donde las personas con discapacidad toman un papel fundamental. Utilizamos un enfoque centrado en la persona y cuyo objetivo es proporcionar y promover recursos y apoyos para que puedan disfrutar de su tiempo de ocio en la comunidad teniendo en cuenta estos principios básicos:

· Normalización, desarrollando actividades de forma similar al resto de ciudadanos/as, fuera de horarios de trabajo, estudio…

· Orientación individual, prestando apoyos adecuados a cada persona.

·  Inclusión social, participando en las actividades que organiza la comunidad en la que vive la persona.

Para ello, nos hemos embarcado en los planes individuales de ocio donde las personas con discapacidad intelectual participan, de manera directa, en la elección de sus actividades. Y si requieren de algún tipo de apoyo, que ellas mismas sean las que elijan a la persona que quieren que se lo preste.

Para que la persona pueda participar en la elección de las actividades que quiere realizar, es fundamental que ésta reciba asesoramiento y formación en esta materia.

Ese es el papel del facilitador/a: informar, apoyar y coordinar todas aquellas acciones que permitan la participación activa y autodeterminada de las personas con discapacidad intelectual. Todo esto reforzado con un trabajo de coordinación de todos los entes implicados (familias, centros del área social, servicios transversales).

Primero planteamos una serie de actividades formativas y de ocio para evitar la inactividad de la persona e impulsar, a su vez, su capacidad de organización y su iniciativa a la hora de decidir qué desea hacer en su tiempo libre.

Además de la creación de un plan de actividades, se lleva a cabo paralelamente un seguimiento individualizado con cada una de las personas para  que responda a las necesidades específicas personales.

Hay que tener en cuenta muchas características personales a la hora de realizar esta intervención: vínculos familiares y sociales, costumbres, aficiones, gustos, formas de actuar, de pensar, de enfrentarse a los hechos diarios…, ya que es necesario comprender y entender al sujeto de una forma íntegra y global.

Nosotros/as perseguimos que la persona  adquiera la autonomía necesaria para gestionar por sí misma su propio proyecto vital y, en el caso de que no posea la suficiente autonomía, apoyarle en aquello que sea necesario, impulsando su iniciativa y su libertad de decisión, donde la escucha activa y el apoyo son términos fundamentales.

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