Hola a todos, mi nombre es Evangelista Morales Franco, aunque todos me conocen como Eva. Nací en Hinojosa del Duque y viví aquí hasta los 14 años. Mi infancia transcurrió tranquila y feliz. Cuando llegué a Córdoba empecé a trabajar en la consulta de un médico, yo atendía a los enfermos. Pasaron los años y a los 20 conocí a mi marido. No fue un noviazgo largo, nos casamos y nos marchamos a Bélgica. En Bruselas he vivido 40 años de mi vida, me fui de viaje de novios y volví jubilada. Hablo francés, siempre hay un libro en francés en mi mesa para no perder el idioma. Mis tres hijos, dos chicas y un chico y mis cuatro nietos, dos chicas y dos chicos, siguen viviendo en Bélgica. Al año de llegar empecé a trabajar en un colegio, los primeros quince años en la cocina y luego pasé a comedor hasta la jubilación. En el comedor yo me encargaba de los niños de primero y segundo de primaria. Me gustaba y me sigue gustando mucho la cocina, pero las ollas eran enormes, pues era un colegio de 3.500 alumnos, y tenía que hacer muchos esfuerzos, así que tuve que pedir que me reubicaran en otro puesto. Mi marido también trabajaba en el mismo colegio, en mantenimiento. Pasamos 40 años allí, pero todos los veranos veníamos al pueblo, y al pueblo regresamos cuando nos jubilamos.
Mi marido tenía muchas aficiones, una de ella el fútbol, que con el tiempo acabó convirtiéndose en una afición también para mí. Él jugaba en un equipo, un domingo jugaba en casa, Bruselas, y otro, en otro lado. Yo no me perdía ningún partido. Teníamos un grupo grande de amigos allí y en la ciudad había un centro donde nos reuníamos los españoles a celebrar las fiestas de aquí. Otra de mis aficiones ha sido y es viajar. He visitado Francia, Holanda, Luxemburgo, Alemania, Portugal y muchos lugares de España y Bélgica.
Mi marido falleció hace cuatro años y han sido unos años duros, porque después de tanto tiempo se hace raro quedarte sin tu compañero de vida. Hace diez meses empecé a venir al centro de día que PRODE tiene en Hinojosa del Duque, y mi vida ha cambiado, tengo un grupo muy bueno de amigos aquí y mis días han vuelto a tener color. Soy feliz con todos en el centro, ellos me quieren y yo les quiero.