Hoy por hoy, la limitación de recursos económicos y el hecho de vivir en un mundo cada vez más competitivo a todos los niveles (costos, imagen, procesos, etc.), es una realidad que debe afrontar la mayoría de organizaciones. Ante este escenario, para sobrevivir en cualquier sector o actividad, se hace necesario un enfoque orientado a la mejora continua, entendida como esfuerzo para optimizar y aumentar la calidad de un producto, proceso o servicio.

Ante las diferentes maneras de poder afrontar este reto, una forma ideal es a través de un sistema de mejora continua desplegado en la empresa. Esto exige un proceso documentado que permita un conocimiento y aplicación de igual forma por la totalidad de profesionales, de una medición a través de indicadores que informen del grado de cumplimiento de la mejora, de la participación de cada miembro de la Organización y de la digitalización del sistema.

Si bien son muchos los beneficios que supone establecer un modelo de estas características, debemos destacar la ventaja de que cada persona tiene la oportunidad de participar a través de su opinión, sugerencias y propuestas de mejora, con lo que ello influye en el sentido de pertenencia e identificación con su trabajo y la Organización.
Un sistema de mejora continua debe aportarnos un lugar de trabajo más productivo y más agradable. A nivel organizativo permite contar de forma racional y ordenada con el inmenso potencial de todos sus miembros, con lo que ello supone de beneficio en productividad y eficiencia, y a nivel personal proporciona las mejores sensaciones de desarrollo para cada uno de sus profesionales.
Este ha sido el motivo para que desde Fundación PRODE se haya creado y esté en fase de despliegue el Sistema de Aprendizaje y Mejora (SAM). Se trata de una aplicación informática que desarrolla un modelo a través del cual se gestionan las solicitudes de servicios, consultas, sugerencias, incidencias y quejas a todas las áreas y departamentos de la Organización. A través de este sistema se organizan las tareas orientadas a la mejora del conjunto de profesionales, pudiendo tener esta su origen en cualquier fuente del inmenso espacio de la Fundación: encuestas de satisfacción de todos los grupos de interés, procesos, escalas de calidad de vida, auditorías de calidad, redes sociales, etc.
La totalidad de profesionales de Fundación PRODE tienen acceso a esta aplicación, se les ha impartido formación en el uso de la misma, y así se les ha dado la oportunidad de participar y contribuir, desde todas las perspectivas, a la mejora de la Organización.
Con SAM, Fundación PRODE tiene como objetivo sistematizar la mejora de absolutamente todas las partes que la integran. A través de este modelo, la totalidad de profesionales de la Entidad tienen la oportunidad de detectar, resolver e influir en conseguir toda mejora posible que dependa del talento de sus integrantes. Si hay una clave en el desempeño de competencias con carácter general, esa es la de trabajo en equipo. Con este desarrollo esa vertiente queda cubierta. La mayor riqueza de toda organización está en las personas y a través de SAM, Fundación PRODE pone en valor el conocimiento, capacidad y profesionalidad de cada uno de sus integrantes. Corren tiempos difíciles que exigen modelos de empresa sostenibles, responsables y democráticos, y entre todas las personas de la Organización, esos propósitos son más fáciles de conseguir.

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