[vc_row type=»in_container» full_screen_row_position=»middle» scene_position=»center» text_color=»dark» text_align=»left» overlay_strength=»0.3″ shape_divider_position=»bottom» bg_image_animation=»none»][vc_column column_padding=»no-extra-padding» column_padding_position=»all» background_color_opacity=»1″ background_hover_color_opacity=»1″ column_link_target=»_self» column_shadow=»none» column_border_radius=»none» width=»1/1″ tablet_width_inherit=»default» tablet_text_alignment=»default» phone_text_alignment=»default» column_border_width=»none» column_border_style=»solid» bg_image_animation=»none»][vc_column_text]La crisis del coronavirus ha transformado completamente nuestro comportamiento, tanto en el ámbito personal como en el laboral. Ha llegado a urgir muchos de los planteamientos que teníamos hechos a nivel personal y social. Transformaciones que teníamos programadas desarrollar en un tiempo y a unos ritmos, nos hemos visto obligados a abordarlas de forma inmediata a consecuencia del golpe experimentado con el COVID-19. Es el caso de la revolución digital que estamos viviendo. El filósofo científico Thomas S. Kuhn afirmaba en La estructura de las revoluciones científicas, que las crisis son prerrequisitos de las revoluciones, y así ha sucedido en este ámbito.

Quizá sea la cara menos cruel del virus, la transformación digital que a partir del 14 de marzo, con el COVID-19 se ha desarrollado a velocidad de vértigo para intentar salvar la imposibilidad de comunicarnos presencialmente. Y si a nivel personal la comunicación es necesaria, en el ámbito mercantil no lo es menos. Y gracias a la tecnología, esa necesidad en muchos casos, ha quedado satisfecha.

Podemos pensar que la situación que vivimos será pasajera y durará hasta cuando aparezca la correspondiente vacuna, pero es muy probable que en el ámbito digital, esta revolución haya venido para quedarse. Y una de dos, o se afronta con el mayor convencimiento y fuerza, o es probable que desaprovechemos oportunidades, que en algunos casos pudiera suponer el final de un camino.

Tanto en el ámbito mercantil como en el social se hace absolutamente necesario apostar por el cambio digital, en lo referido a los procesos internos de la organización y en lo que toca a las relaciones con los grupos de interés y clientes. En las actuales circunstancias, no hacerlo supondría ir directamente al fracaso. Hacerlo implica trabajar un diagnóstico que nos permita marcar una estrategia enfocada a desarrollarnos ante los cambios surgidos. Se trata de un cambio tan relevante que exige el convencimiento e indudable apoyo por parte del liderazgo de las organizaciones. No hablamos solo de digitalizar documentación, reunirse virtualmente, compartir vídeos tutoriales, etc., se trata de un cambio de paradigma del trabajo. Hablamos de un concepto diferente del tiempo, el espacio, el esfuerzo, la confianza y los resultados que esperamos obtener. El teletrabajo, por ejemplo, nos ha enseñado una dimensión del rendimiento que desconocíamos en muchos casos. Ante esta visión, las organizaciones no tendrán más remedio que asumir esta necesidad, dotarse de los medios necesarios y generar los cambios organizativos que exige la transformación.

Debemos dar especial importancia a las alianzas que podamos alcanzar junto a las empresas tecnológicas con las que decidamos trabajar. Elegir adecuadamente al compañero de viaje en esta transformación es importantísimo de cara a cubrir de la forma más óptima las necesidades de nuestras organizaciones.

Fundación PRODE, fiel al convencimiento de la rentabilidad que supone operar con la última tecnología aplicable a la gestión, viene trabajando desde hace años en la transformación digital de su organización. Y no solo dispone de un Departamento de sistemas y nuevas tecnologías, orientado a su desarrollo interno, sino que también presta servicios de programación y digitalización a empresas externas a través de Redieva, empresa partner de Microsoft, perteneciente a la Entidad. En el caso de Fundación PRODE, hace años optó por Microsoft Dynamics NAV como software para su ERP, y a partir de ese momento fue compatibilizando toda su digitalización con ese modelo. Actualmente, gracias a herramientas de Office 365 como Outlook, OneDrive, SharePoint, To Do, Teams, Power BI, Stream, Planner, etc., la totalidad de la Organización está conectada y preparada digitalmente para afrontar con toda garantía, los máximos retos que puedan exigir los cambios organizacionales a que obliga la situación actual.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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