Carlos Morillo-Velarde Quintero, médico psiquiatra colaborador de PRODE

 

¿Cuál ha sido y es en la actualidad su relación personal y profesional con personas con discapacidad intelectual?

En la actualidad, creo que soy uno de los pocos psiquiatras (si no el único) de Córdoba dedicado específicamente a la Discapacidad. Tengo la suerte de trabajar en varios centros para discapacidad con trastornos del comportamiento tanto de la Fundación PROMI como de Fundación PRODE. En ambas ejerzo una labor básicamente asistencial pero también de coordinación con los diferentes equipos de trabajo. En este sentido, tengo un contacto directo y estrecho con muchas personas con discapacidad, especialmente aquellas que además padecen patologías psiquiátricas que requieren un abordaje especializado y en muchas ocasiones tratamientos específicos. Ciertamente, mi actividad más amplia se centra en este grupo de personas, quizá más complejo pero al mismo tiempo muy enriquecedora y siempre un reto profesional.

Se aprende de toda experiencia humana y desde sus dificultades, a veces muy graves, te enseñan muchas lecciones de vida. Realmente cuando los veo en la consulta mi percepción no está en la discapacidad en sí misma. Mi oficio me obliga a detectar, más allá de la propia discapacidad, otros problemas. En este sentido el trato con ellos es como con cualquiera que atendiera en mi consulta. Intento establecer una relación de iguales, llana, de confianza, para que puedan sentirse tranquilos y comprendidos. Ciertamente, mi actividad tiene sus peculiaridades pero no tanto en el trato personal.

 

¿Por qué decide trabajar y especializarse en buena medida en el trabajo con personas con discapacidad?

 

Comencé mi labor sobre el año 2000 y debo admitir que ocurrió por casualidad (o destino). Un compañero me comentó que una empresa dedicada a la discapacidad (PROMI) buscaba un psiquiatra. Ahí empezó todo. Y no fue nada fácil. Comencé a colaborar en uno de los primeros centros para discapacidad con trastornos graves de la conducta en Villanueva de Córdoba. De ahí en adelante fui ganando conocimiento y experiencia.

Tengo que reconocer que quizá nunca hubiera imaginado trabajar para la discapacidad. Se cruzó en mi camino. Después de estos maravillosos años de asistencia y trato humano con familias, usuarios y profesionales dedicados a la discapacidad en realidad no lo cambiaría por otra actividad. Tanto en lo profesional como en lo humano es muy enriquecedor.

Cuando Blas, presidente de Fundación PRODE, me llamó, conectamos con facilidad desde el primer momento. Fundación PRODE me acogió desde el principio como si siempre hubiera formado parte de ellos. Es difícil explicarlo con palabras. Me trasmitieron confianza plena, libertad de ejercicio profesional y respeto, todo esto para mí es esencial. Por mi parte, he intentado aportar la experiencia acumulada, mi especialización y el conocimiento que sigo buscando cada día.

En la actualidad formo parte de un magnífico equipo de profesionales que, con una gran sintonía y dedicación, atiende la discapacidad con graves problemas de conducta.

 

¿Cómo definiría la atención actual en salud mental a las personas con discapacidad intelectual y cómo cree que podría mejorar?

 

Esta pregunta es muy compleja. La psiquiatría es una especialidad muy extensa. En realidad, como cualquier especialidad médica, los avances científicos la hacen cada vez menos abarcable por un profesional en su totalidad. Por eso se tiende a subespecializarse. Hay que reconocer cierto olvido de la psiquiatría hacia la discapacidad, cierta desconsideración. Sin duda faltan psiquiatras especializados en discapacidad.

La atención a la discapacidad requiere conocimientos específicos y versatilidad. El término discapacidad es insuficiente para describirla. Hablamos de un campo de la salud vastísimo. Su abordaje debe ser multidisciplinar, basado en la perspectiva biopsicosocial. Se han dado pasos importantes en la última década, pero lo que queda por hacer es inmenso. En todas las dimensiones de la vida, salud, social, personal, el camino por andar es largo. Pero ilusionante.

 

¿Qué significado tiene para usted un reconocimiento por su labor en la mejora de la vida de la persona con discapacidad intelectual?

 

Obviamente no esperaba este premio. Pienso que se reconoce sobre todo una labor de equipo. El tesón y la inquietud por mejorar cada día, conocer mejor las necesidades de la discapacidad y no conformarse con lo ya establecido. Para mí se trata de ir más allá de lo convencional. Autoexigencia. Arriesgarse para mejorar.

Sin duda, el premio también significa afecto, complicidad y amistad.

One Comment

  1. Prof. Dr. D. Juan A. Muñoz 8 de octubre de 2019 at 15:00 - Reply

    Sin duda es uno de los mejores psiquiatras que hay en Córdoba.

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