A nadie se le escapa que uno de los aspectos más importantes para el desarrollo de las personas, con o sin discapacidad, es el laboral, tener un empleo donde ocupar el tiempo. Situando el trabajo en ese importante lugar que corresponde, es de vital importancia analizarlo valorando tres aspectos fundamentales de lo que nos aporta. A nivel económico, cubre nuestras necesidades materiales para vivir con el bienestar necesario; a nivel relacional, satisface la exigencia de relacionarse, compartir y ser reconocido por otras personas; y, a nivel transcendental, da sentido a lo que uno hace. Cuando alguien realiza un trabajo, va más allá de uno mismo, percibe que ocupa un papel importante en nuestro mundo sintiéndose útil para los demás. Ante esta realidad, en una sociedad justa, todas las personas deberían tener un empleo, sin embargo la situación dista mucho de esa necesidad.
Si hay un importante núcleo de población que se encuentra desempleada, aun más grave es la situación en determinados sectores, como el de las personas con discapacidad. Entre otros datos, evidencia esta realidad que en el sector de la discapacidad hay una tasa de desempleo del 10% superior al del resto de la población, tan solo una de cada cuatro personas con discapacidad tiene empleo, o que el salario de estas personas es un 10% inferior al del resto de población.
Dentro de las obligaciones del Estado está la búsqueda de fórmulas que permitan ajustar los desequilibrios de desarrollo entre sus miembros, y así en el ámbito laboral, en nuestro país está regulado que las empresas de 50 o más trabajadores deben reservar un 2% de sus plantillas para personas con discapacidad, y la administración pública un 5%. Igualmente, se establece la posibilidad de medidas excepcionales para hacer frente total o parcialmente a esta obligación, mediante la compra de productos o contratación de servicios de centros especiales de empleo, los cuales tienen la obligación de tener un mínimo del 70% de su plantilla integrada por personas con discapacidad.
PRODE es un ejemplo de centro especial de empleo generador de oportunidades de trabajo para personas con discapacidad, además de ser una entidad sin ánimo de lucro, es decir, que todos los beneficios que obtiene los revierte en los propios fines de la Organización. Para ello, PRODE pone en marcha y gestiona actividades empresariales, tanto en el sector industrial como en el de servicios, para generar empleo a personas con discapacidad intelectual, física, sensorial u orgánica o con enfermedad mental, disponiendo además de un programa de orientación laboral que permite apoyar a los trabajadores en su proceso de inserción, en la formación prelaboral y en su formación en el propio puesto de trabajo.
Diversidad e innovación definen las actividades desarrolladas por PRODE para conseguir este objetivo. Son ejemplo de estas características: Yosíquesé, que comercializa on-line productos diseñados por personas con discapacidad (camisetas, sudaderas, tazas, libretas, etc.); Muser (multiservicios) que abarca todo tipo de reformas y reparación de averías en los servicios de fontanería, electricidad, cerrajería, carpintería, pintura, albañilería, además de limpieza; Muser Auto dedicada a la reparación y mantenimiento de vehículos; Muser Catering, dedicada a la elaboración y distribución de menús; Capacidad Natural, orientada a la fabricación de biomasa y servicios de mantenimiento forestal; Egaru Hoteles, dedicada a la gestión de establecimientos hosteleros; Serex, prestadora de servicios de guardas, vigilancia, conserjería, almacenaje, apoyo en el domicilio, etc., y así un importante número de iniciativas integrantes del mapa laboral de PRODE, que a día de hoy cuenta con 220 personas con discapacidad contratadas de una plantilla total de 380 trabajadores, habiendo una demanda de empleo de más de 1000 personas con discapacidad.