logojpegLas personas con discapacidad intelectual tienen que lidiar a lo largo de sus vidas con una etiqueta sobre la que se fundamenta la discriminación que sufren en todos los ámbitos de la vida, sobre todo en el ámbito laboral. Esa etiqueta hace caer sobre sus hombros el pesado estigma de que, por el hecho de tener discapacidad intelectual, están privados de la posibilidad de ofrecer un valor añadido a la sociedad, ser útiles o hacer cosas interesantes.

Por eso es determinante que los actores públicos y organizaciones cuya misión es mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual actúen en consecuencia. Las organizaciones que prestan los apoyos necesarios a las personas con discapacidad intelectual tienen ante sí el reto de poner en marcha iniciativas ocupacionales y profesionales adecuadas a sus necesidades, para que sus clientes tengan la posibilidad de desarrollarse personal y socialmente, y puedan realizarse haciendo cosas que de verdad les gusten y satisfagan.

Existe la generalización perversa y arraigada socialmente de que las personas con discapacidad intelectual no pueden formar parte del capital humano competitivo en nuestra sociedad. Y son los actores públicos, junto a las organizaciones, los que tiene que sentar las bases para enseñar y educar a la mayoría social, explicando que no se puede generalizar, que cada persona es un mundo y tiene necesidades específicas diferentes, y que sobre esas diferencias se brindarán los apoyos que necesiten para que se desarrollen y puedan desempeñar la ocupación que deseen, atendiendo a criterios de igualdad de oportunidades y justicia social. Habrá personas con discapacidad intelectual que, por ejemplo, puedan ser activos muy productivos en una planta de montaje de piezas automovilísticas, otros que tengan un talento artístico genial para llegar a ser grandes artistas y otros que puedan ser grandes profesionales en el ámbito de la hostelería. Pues exactamente igual que cualquier otra persona.

Y, eliminando cualquier tipo de consideración paternalista, es determinante poner en valor las capacidades y proyectar la visión de que todas las personas, con y sin discapacidad, tienen capacidades únicas y talento para brillar con luz propia. Por eso, actividades empresariales como Yosíquesé, son portadoras de ese factor vanguardista en el ámbito del emprendimiento social y la discapacidad, que potencia las capacidades en el seno de una sociedad con serios problemas aún para garantizar la igualdad.

En este sentido, Yosíquesé es una actividad empresarial basada en la innovación social como motor, que promueve que las personas con discapacidad intelectual puedan disfrutar cada día de su pasión por el arte. Así, se logra que los dibujantes disfruten trasladando al papel lo que son, mostrando al mundo su talento en cada uno de sus dibujos, que son compartidos con el público a través de los productos que se venden en la tienda online.

 

 

 

Deja un comentario

Artículos relacionados