Cada persona, con o sin discapacidad, somos únicos e irrepetibles y, como tal, poseemos intereses, anhelos, aspiraciones y metas concretas muy personales, de cuya satisfacción depende en buena medida el grado de felicidad que percibimos respecto a los diferentes órdenes de nuestra vida cotidiana.

Desde los servicios que PRODE pone a disposición de las personas con discapacidad, se está haciendo un importante esfuerzo por establecer sistemas efectivos e individualizados de apoyos que procuren resultados personales en función de los mencionados intereses, anhelos, aspiraciones y metas. Para ello, un pilar fundamental en el que apoyarnos son nuestras familias; y resulta imprescindible garantizar canales eficientes de comunicación y coordinación entre nuestros familiares y los profesionales.

Los clientes de PRODE llevamos las riendas de nuestra propia vida, y con los apoyos necesarios luchamos por nuestras metas y anhelos

Los clientes de PRODE llevamos las riendas de nuestra propia vida, y con los apoyos necesarios luchamos por nuestras metas y anhelos

Los roles que profesionales y familia adoptan son complementarios entre sí y su intervención conjunta, necesariamente, ha de asumir sin titubeo la siguiente premisa: somos las persona con discapacidad quienes conducimos el timón de nuestra propia vida y las personas que nos rodean tienen la importante función de dispensarnos los apoyos que necesitemos.

Este planteamiento es vital para dar un salto cualitativo respecto a las concepciones que han imperado hasta ahora en la atención de las personas con discapacidad y conlleva un cambio cultural en la forma de entender la discapacidad, donde familias, organizaciones y la sociedad en general han de asumir el nuevo rol que les exigimos. De ello dependerá una efectiva inclusión social y la aspiración de podernos considerar verdaderos ciudadanos y ciudadanas.

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