El Director de Capital Humano de PRODE, Carlos Carrera
Todos los seres humanos tenemos una discapacidad, unos se ponen nerviosos a la hora de hablar en público, otros son muy torpes con las manos, otras personas sufren un suplicio a la hora de aprender un idioma. Son nuestras imperfecciones las que hacen bonita la vida, de hecho nos enamoramos de las imperfecciones de los demás.
Hay otras personas que tienen una discapacidad que limita algunas de sus capacidades físicas, sensoriales, psíquicas o intelectuales. Éstos pueden ser nuestros padres, vecinos, amigos, nosotros mismos e incluso nuestros propios hijos. Es por eso que de todos depende hacer un mundo donde nuestros seres queridos tengan un lugar, un hogar donde vivir en el que la exclusión sea cosa del pasado y donde podamos ayudarnos. Porque muchas veces el que se ha enfrentado con las más duras dificultades es el que mejor nos puede dar la mano.
El colectivo de las personas con discapacidad lo forman personas que se han enfrentado contra las barreras más fuertes, las barreras sociales, éstas son peores que las físicas, ya que dejan a estas personas fuera de la participación en las actividades laborales y sociales que favorecen la vida feliz e independiente.
La estigmatización es el principal enemigo de las personas que tienen una discapacidad “ya que se atribuyen una serie de adjetivos negativos a este colectivo”. Existen creencias de que las personas con discapacidad son un problema en las empresas, de que son menos productivos, que tienen un índice de bajas superior a la media. Todos estos estigmas son producto del desconocimiento de una parte de la sociedad; por eso desde PRODE combatimos la estigmatización con la trasparencia de nuestro trabajo.
En España actualmente hay más de 4 millones de personas con discapacidad y más de 1.600000 tiene edad de trabajar. La tasa de paro para las personas con discapacidad está 8 puntos por encima que la tasa de paro de personas sin discapacidad, según los últimos estudios del INE las personas con discapacidad tienen un salario de un 11% más bajo que las personas sin discapacidad, y la tasa de actividad es un 40% inferior que la tasa de personas sin discapacidad. Esto significa que dos de cada tres personas con discapacidad nunca se han incorporado al mercado laboral.
Debido a esta serie de injusticias es por lo que en PRODE nos ponemos a trabajar, y prueba de ello es que contamos en nuestra plantilla con más de 220 trabajadores con discapacidad.
Para potenciar la empleabilidad (posibilidades de encontrar un trabajo) en PRODE tenemos un servicio de Orientación al Empleo, por el cual incluimos en nuestra bolsa de empleo a las personas con discapacidad con el objeto de poder ofrecerles una oferta de trabajo que se ajuste a su perfil. También derivamos a los usuarios a otras organizaciones que ofrecen empleo y formación, para que el candidato también pueda emplearse por otras vías.
La inclusión laboral de personas con discapacidad pretende dar las mismas oportunidades a las personas con discapacidad que al resto de la sociedad, para ello en PRODE apostamos por potenciar la formación a las personas con discapacidad, ya que las personas formadas tienen más oportunidades de emplearse.
Otro aspecto muy importante que realizamos en PRODE es ajustar la discapacidad al puesto de trabajo que se va a desempeñar. Por ejemplo sería muy perjudicial para un trabajador con discapacidad física en la espalda trabajar de mozo de almacén, ya que se podría agravar su discapacidad, pero podría realizar perfectamente un trabajo de administrativo, ya que no tendría que realizar esfuerzos físicos.
La inclusión de las personas con discapacidad en el mercado de trabajo consiste en conocer los tipos de discapacidades que existen para fomentar las capacidades de las personas, de forma que el hecho de acreditar una discapacidad no sea un impedimento para ocupar un puesto de trabajo desarrollando unos niveles productivos óptimos.
Cuando hablamos de inclusión sociolaboral de las personas con discapacidad, nos referimos a dos áreas que van de la mano:
Inclusión social: Se produce cuando la persona tiene acceso a todos los derechos sociales básicos de los ciudadanos, como lo son la educación, el ocio, la vida independiente, y la calidad de vida en caso de ser una persona en situación de dependencia.
Inclusión laboral: Se produce cuando las personas con discapacidad tienen acceso al empleo en igualdad de condiciones que las personas sin discapacidad.
Es muy difícil que haya una plena inclusión laboral si anteriormente no ha habido una inclusión social, ya que para optar a un empleo se deben acreditar unos determinados niveles formativos. Las personas deben tener una cierta independencia en su vida, “con apoyos o sin apoyos”. Es por todo esto por lo que en PRODE luchamos por promover e implantar nuestra misión que es “Prestar, y, en su caso, promover desde su compromiso ético, los apoyos y oportunidades personales necesarios para mejorar la calidad de vida de cada persona con discapacidad y/o en situación de dependencia y la de su familia, y garantizar los derechos de plena ciudadanía en una sociedad justa y solidaria”. Con nuestro esfuerzo tratamos de que exista una plena inclusión social y laboral para las personas con discapacidad.
